«Denis Lefèvre, de 63 años, nos cuenta que en ocasión de su primer viaje a Israel su grupo de peregrinos fue invitado a visitar la llamada “Gruta de la leche” en Belén. Según la tradición, allí María amamantó al Niño Jesús. En aquel entonces, Denis era todavía un “católico dominical” que aún no había tenido una experiencia sensible del amor de Dios.

Mientras estaban en la gruta, el guía les propuso que tomaran en brazos a un muñeco que representaba al Niño Jesús y que le oraran en silencio. Esto molestó un poco a Denis que para sus adentros pensaba: “¡Qué atrapa turistas! ¡Y ahora pretenden hacerme rezar a Dios con un muñeco de plástico! ¡Esta devoción es ridícula!” Cuando llegó su turno, no queriendo ofender a los demás peregrinos, algo a disgusto tomó al Niño Jesús en sus brazos.

Su primera sorpresa fue la de constatar que no se trataba de un muñeco de plástico sino de porcelana y que por lo tanto tenía un cierto peso, como si fuera un verdadero bebé. Por pudor se alejó un poco del resto del grupo; y allí, de repente, los ojos del Niño Jesús se transformaron y tomaron vida. ¡Jesús lo estaba mirando!

“¡Qué impresionante fue para mí!, nos cuenta Denis. Experimenté un amor inmenso y una emoción tal que estallé en llanto. ¡No conseguía separar mi mirada de la suya! ¿Cuánto tiempo habrá durado esto? No sabría decirlo, pero los demás peregrinos me dijeron que permanecí largo rato con el Niño. He ido a Tierra Santa en tres oportunidades más y cada vez reviví este maravilloso regalo. Aquella mirada me habita constantemente. ¡Él vive en mí!”

Denis compartió conmigo este acontecimiento en Navidad, hace algunas semanas, en el curso de su peregrinación a Medjugorje. Mientras me lo contaba volvía a vivir en su corazón aquella increíble experiencia que no logra recordar sin llorar. Efectivamente cada vez que habla del tema, vuelve a experimentar aquella efusión de ternura que el Niño Jesús le comunicó a través de su mirada. Una mirada divina, ¡indescriptible!

Lo que algunos viven “de verdad” por una maravillosa concesión de Dios, nosotros lo vivimos por la fe, y le rendimos gloria porque esta misma mirada nos acogerá un día en el Cielo; la mirada de un niñito recién nacido que se hace pobre y vulnerable para unirse a nuestra pobreza y mendigar nuestra ternura.»

© Children of Medjugorje del mes de enero de 2019

Sor Emmanuel

2 comentarios

  1. Creo fundamentalmente que los Tiempos de Dios, la Voluntad del Padre son y es maravillosa, por medio de Nuestra Madre Misericordiosa e Inmaculada, María santísima, se manifiesta milagrosamente como, cuando y donde quiere, constantemente nos esta llamando a la conversión a través de diversas y múltiples apariciones, por eso nosotros somos del Rosario cotidiano, todos los días nos ofrecemos y agradecemos a Dios Padre misericordioso los dones y gracias que nos regala con la mediación de Nuestra Señora y de Cristo en quien descubro la posibilidad de un encuentro más profundo.-

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