«Pascual era un pequeño colombiano muy bueno y muy guapo. Cierto día, uno de los sacerdotes de su colegio se le acercó con una propuesta deshonesta. Pero el pequeño Pascual huyó y así logró escapar de las manos de su potencial depredador. Estaba tan traumatizado por la actitud de aquel consagrado, inconcebible para su corazoncito de niño, que de allí en más rechazó a los sacerdotes, a la Iglesia y al mismo Dios, poniéndolos todos en una misma bolsa, convirtiéndose en un ateo liso y llano. En su juventud se interesó por el budismo y se dedicó en cuerpo y alma a esa filosofía y a las prácticas orientales que fascinaban su mente ávida de conocimientos.
Un día su mejor amigo le ofreció un viaje a Bosnia Herzegovina, con la esperanza de volver a encaminarlo hacia Cristo y reconciliarlo con la Iglesia. Le explicó con entusiasmo que allí conocía un pueblo donde un grupo de jóvenes experimentaban vivencias extraordinarias con el Cielo. Aguijoneado por la curiosidad, Pascual se dejó convencer y llegó a Medjugorje sin siquiera imaginarse que la Virgen María lo esperaba allí. Ella, con su innegable delicadeza maternal, consiguió conquistar su corazón y llevarlo a Jesús.
Al volver a su tierra natal, Pascual ya se había convertido en un entusiasta y feliz creyente. Su alma estaba finalmente colmada de aquella verdadera luz que tanto había buscado. No había olvidado a aquel cura de su infancia, pero en Medjugorje recibió la gracia de perdonarlo. Y el perdón fue tan profundo que decidió buscarlo para poder hablar con él. Sus indagaciones dieron fruto y Pascual se encontró ante un anciano que le dio una cálida bienvenida. A lo largo de la conversación, Pascual se dio cuenta de que no lo había reconocido y le habló de un niño que, con toda su inocencia, había puesto su confianza en un sacerdote que en un día de tinieblas lo traicionó. Aquel niño había crecido…
Pronto, el anciano sacerdote comprendió de quien se trataba y se puso a temblar. Pascual se apresuró a decirle: “¡No se inquiete y esté en paz! Ese niño es quien hoy viene a verlo para decirle que lo ha perdonado de todo corazón. No solamente lo ha perdonado, sino que Jesús le ha curado su herida de manera que ya no queda rastro de amargura ni de rencor”.
Con la voz quebrada por la emoción, llorando, el sacerdote le dijo: “Hace 36 años que me torturo por lo que hice; 36 años que busco la paz sin encontrarla; 36 años que le suplico a Dios que me perdone lo imperdonable. ¡Y hoy ha escuchado mi súplica! Voy a poder morir en paz porque has venido a visitarme”. Pascual estrechó durante mucho tiempo al sacerdote contra su corazón hasta que cesaron sus sollozos. ¡La Misericordia de Dios había triunfado!»
© Children of Medjugorje del mes de abril de 2023

Bendiciones para mi familia.
Dios en su infinita misericordia nos conduce a la paz de nuestra alma
Tengo una hija!con el mismo caso,no cree en los Sacerdotes y tampoco quiere acercarse ala Iglesia!!por favor oren por ella! tiene 33 años!!se llama Alicia!!
Hola soy Francisca y apenas supe que hubo en Alabama una aparición de nuestra señora pero no de donde llega la información yo vivo en Georgia gracias Francisca Saray
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¡Bendito sea Dios y su Santísima Madre!
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