Marija PavlovicQueridísimos,

Hace algunos años, escuche una narración que me causó mucha alegría y que hoy deseo compartir con ustedes. Habla de Ella, de la pura, de la amable, de la muy dulce y considerada. De Aquella, de quien necesitaría muchos días para describir, con muchísimas letanías, aquello que es. Es una historia que se ha transmitido, a partir de los pastores que se encontraban cerca de la gruta de Belén, y que ha llegado a nuestros días.

Los pastores que vieron la estrella y escucharon el canto de los ángeles, y que han dado testimonio, que en la pobre gruta donde estaba el Niño Jesús, estaban Tres Reyes Magos llevándoles preciosos  dones, no fueron, sin embargo, los únicos en llevar dones a Jesús:  también estaban las mujeres de las aldeas del entorno con paños y alimentos… y los pastores con su lana, la leche caliente, el queso…

Entre ellos había uno muy pobre, que no poseía nada; nada de nada. También él quería visitar la gruta y adorar al Niño, pero no lograba encaminarse con las manos vacías. Los demás pastores lo animaban, y finalmente, acepto ir con ellos. En aquella gruta, llena de amor y de ternura, también este pobre pastor encontró lugar con aquel grupito privilegiado; gracias a su voluntad y la insistencia de sus compañeros. En la gruta vio a María, la madre de Jesús, la dulce esposa de San José. Los pastores, en procesión hacia el divino Niñito, entregaron a José sus dones, abrigando en sus corazones una especial alegría de compartir, que, como sabemos, es mayor que la de recibir.

Aquel pobre pastor, en su corazón triste, se encontraba allá con las manos vacías. En aquel momento, María con su mirada extendida, se dio cuenta de su malestar, por lo que levantó al pequeño Jesús de la cuna, y atentamente se lo acerco y lo colocó con delicadeza en sus brazos. ¡Cuál y cuánto no fue el asombro y la alegría de aquel pobre pastor y de todos los demás!  No pudo contener, entonces, dos lágrimas que corrieron de sus ojos bañándoles sus mejillas, mientras contemplaba al Rey de los Reyes, impotente y sonriente, ahí, entre sus manos.

Ella, que siembre escruta los corazones de todos nosotros, todavía hoy, continua ofreciéndonos a Su Jesús, para colocarlo entre los brazos: nos lo ofrece en cada Santa Navidad como ese día, y nos repite: “Les entrego a mi Hijo Jesús, el Rey de la Paz, para que les done Su Paz.”

¡¡¡Feliz Navidad y toda bendición para el Año Nuevo que inicia!!!

P.S. Con el corazón agradecido y mi oración, intercedo ante la Mamá Celestial, Reina de la Paz, por cada uno de ustedes y por todas las personas que tienen en el corazón.

Traducido del italiano por el Padre Francisco Verar

6 comentarios

  1. Así como este pastorcito llego a ver a Jesús y la Virgen María le permitió cargarlo, un pastorcillo mas también muy humilde no llevaba nada entre sus manos, pero con el afán de agradar al niño, tomó tres piedras del suelo y se puso a hacer malabares con mucha facilidad y alegría, cosa que había aprendido mientras cuidaba sus ovejas, al ver esto el niño Jesús sonrió porque era un regalo que le alegro su corazoncito

  2. Hermosa historia! Leí el libro de Ana Catalina Emerich, no recuerdo haber leido esto, sería hermoso contarlo a todos. Gracias por compartir. Soy de contar estas narraciones.

  3. Dele este msg por favor a la Virgen
    Gracias madre mía por cuidar de mi hijo Arnoldo
    Por rogar por mi hijo Salvador para recuperar su Riñón
    Gracias madre mía por estar cerca de mí cuando más la he necesitado
    Te quiero con todo mi corazón
    Gracias a Jesus por escuchar mis suplicas y las de su madre
    Bertha Elena

  4. HERMOSA NARRACIÓN QUE NOS HACE PENSAR……..EL SE NOS ENTREGÓ DESDE ANTES DE SU CONCEPCIÓN EN EL VIENTRE PURÌSIMO DE MARÌA, NUESTRA MADRECITA DEL CIELO, Y ESPERA DE NOSOTROS UNA ENTREGA IGUAL….ESTAREMOS CONVENCIDOS QUE ASÌ ES O DEJAREMOS QUE NOS ESPERE POR SIEMPRE JAMÁS, DOMINAD@S POR NUESTRA SOBERBIA ??????????

    Date: Mon, 28 Dec 2015 13:30:19 +0000 To: tiaestherz@hotmail.com

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