«Estos últimos tiempos, muchas personas se han familiarizado con el “Padre Pio de Nápoles”, Don Dolindo Ruotolo, que partió hacia el Padre en 1970, dos años después del Padre Pio. Está aliviando, apaciguando y curando a una gran cantidad de personas de la ansiedad, del miedo y de la angustia ante las pruebas de la vida; y lo hace gratuitamente en sus casas y en silencio. Hoy en día, sanar del miedo es una enorme gracia que el Cielo quisiera poder dar a todos.

Una amiga mía canadiense, ferviente católica, sufría mucho a causa de terribles injusticias en su trabajo. Tenía que enfrentar a diario el odio de una mala personaque hacía de ella su chivo expiatorio. ¡Un verdadero martirio! Esto se prolongó por años. Ante la imposibilidad de cambiar de empleo, luchaba valientemente para no ceder a la tentación de devolver mal por mal. Al contrario, oraba cada día por esa persona y la perdonaba.

Cuando le hablé de Don Dolindo y de su famosa oración de abandono, decidió ponerla en práctica. Cada día, ella presentaba a su “enemiga” al Señor y abandonaba entre Sus manos esta situación insostenible, pidiéndole que se ocupara Él mismo. Lo dejaba todo en las manos de Dios, diciéndole: “Es TU problema”.Desde su infancia, el mismo Don Dolindo fue sometido a terribles persecuciones e innumerables pruebas. ¿Cómo logró superarlas y permanecer siempre alegre? El Espíritu Santo le inspiró esta oración tan sencilla e increíblemente eficaz: Oh Jesús, yo me entrego a ti, ¡ocúpate de todo!

Para nosotros que queremos controlarlo todo, es más fácil decirlo que ponerlo en práctica. Se trata de dejar que Jesús se ocupe de tal o cual situación sin querer gestionarla nosotros mismos y sin agitarnos ante los obstáculos. Si la situación nos supera y escapa completamente a nuestro poder, Él sólo, por su Providencia secreta, encontrará la solución. ¡Sólo necesitamos dejarlo actuar!

Pongamos el ejemplo de un cirujano que esté operando un caso difícil que requiere una gran concentración de parte suya. ¡Felizmente, el paciente está anestesiado! Si comenzara a agitarse y a darle consejos, sería catastrófico.
Volvamos a mi amiga canadiense. Ella hizo todo lo que estaba a su alcance, oró, perdonó, se calló, ofreció… y abandonó al Señor la parte esencial que no estaba en su poder. Multiplicó sus actos de abandono con la fórmula de Don Dolindo, depositando toda su confianza, su fe y su amor. El resultado no demoró en ponerse de manifiesto: las autoridades de su empresa licenciaron a aquella malévola persona que fue reemplazada por una mujer honesta y sensible. Ahora miamiga puede colaborar con ella de manera fructífera. Un maravilloso viento de paz comenzó a soplar en aquella oficina.

Un regalo para aprovechar… En su testamento, Don Dolindo declaró: “Cuando haya muerto, recurran a mí, golpeen 3 veces sobre mi tumba y les responderé”. ¡Qué buena noticia! Pero en oración, le señalé a Don Dolindo que esto sería difícil para las personas que viven lejos de Italia. Como él tiene un espíritu muy generoso, le propuse que concediera las mismas gracias a cuantos quisieran sacar provecho de ellas, sin importar la distancia que los separara de Nápoles.¿Cómo? Muy sencillamente, ¡bastará con golpear tres veces sobre la foto de su tumba! El santo de la confianza no podrá resistir semejante acto de confianza de parte de sus hermanos y hermanas que viven lejos. Esto es lo que le sugerí a él; ahora cada uno decide…»

© Children of Medjugorje del mes de abril de 2024

Sor Emmanuel

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