«En el curso de mi reciente misión en España, conocí a un matrimonio cuyo testimonio me colmó de alegría. Como consecuencia de un ACV, Ramón había entrado en un profundo coma. Sólo subsistía gracias a un respirador artificial en la sala de terapia intensiva. Después de varios meses de frustradas tentativas para reanimarlo, viendo que ya no quedaba esperanza, los médicos propusieron desconectarlo. Pero su esposa recordó que una de sus amigas le había traído varios objetos religiosos de Medjugorje bendecidos por un sacerdote y por la Santísima Virgen. Efectivamente, al final de sus apariciones, la Virgen bendice los objetos que le son presentados tales como rosarios, medallas, crucifijos, pétalos de rosa, biblias, estampas, imágenes piadosas, cartas, etc. Se le ocurrió llevarlos al hospital para colocarlos cerca de su marido. Suavemente deslizó uno de esos objetos por el lado izquierdo de la frente de su esposo mientras oraba con fervor.
En aquel momento, boquiabierta vio que su marido levantaba el brazo derecho. Volvió a pasarle el objeto por la frente del lado derecho y su marido levantó el brazo izquierdo. Cuando regresó al día siguiente, volvió a realizar el gesto, y su marido encogió las piernas. En una palabra, ¡se estaba despertando! El comienzo de la curación fue comprobado por el cuerpo médico que decidió proseguir con los cuidados. Algún tiempo después, Ramón egresó del hospital completamente sano.
¡Una inmensa acción de gracias habita desde entonces en el corazón de esta pareja! He visto a Ramón con mis propios ojos puesto que ha asistido junto con su esposa a mi conferencia en Villanueva de la Cañada, cerca de Madrid.
¿Quién intervino para que esta curación espectacular se produjera? ¿Jesús a través del sacerdote que había bendecido los objetos, o María que también los bendijo? En realidad, ¡ambos! María nos dice: “La bendición del sacerdote es mayor que la mía, porque cuando un sacerdote bendice, es Jesús quien bendice”. Pero en la bendición de María, se encuentra toda la potencia de su amor por nosotros, su intercesión y la unción maternal que le es propia, porque “mi Hijo escucha a su Madre”, nos dice Ella (2-3-2015). Su bendición maternal es uno de los grandes regalos que Ella nos ofrece en Medjugorje.
Por cierto, la curación del cuerpo ha sido un don maravilloso para Ramón. ¡Pero la conversión radical de esta pareja, la de su familia y de su círculo de amigos es un don aún más valioso! Porque todos estamos llamados a la santidad; esto es lo que quedará después de nuestra breve estadía en esta Tierra. ¡Y entonces será la Vida Eterna!»
© Children of Medjugorje del mes de octubre de 2023
